jueves, 22 de marzo de 2012

Un mano a mano con la vida


Los separan tan sólo 375 kilómetros de distancia. Desde Buenos Aires a Tandil los une la lucha, la fuerza y la entrega que hicieron y que hacen para pelearle a la vida. Los une además la pasión por algo en común: el arco. La historia de César Gascynzsky y Juan Manuel Ijurco, dos guardametas de oficio del ascenso argentino que no sólo la pelean y la pelearon contra los rivales en un campo de juego. También lucharon contra un cáncer.
A metros de la Universidad de la Matanza, en el Oeste del Gran Buenos Aires se encuentra el club  Huracán de San Justo. Una coqueta institución donde las canchas de tenis y las de fútbol pueden verse inmediatamente uno llega a la puerta.  En la garita de la entrada, César Gascynzky charla con los encargados de seguridad. César es alto, sus manos son grandes. Tiene sin dudas todos los rasgos de un arquero de fútbol. De conjunto deportivo y con un botinero en mano, Gascynzky  cuenta su historia.“A las seis arranca el entrenamiento con los chicos, son las cinco menos diez, tenemos un buen rato” me aclara el ahora entrenador de arqueros con su proyecto C.E.A.F (Centro de Entrenamiento para Arqueros de Fútbol). “Empecé  con un solo arquero, me iba a cualquier lugar con tal de entrenar guardametas. A partir del año pasado surgió la posibilidad de venir a entrenar a Huracán y no lo dudé” asegura el ex Almirante Brown, Ituzaingó y Excursionistas entre otros.
César en el club Huracán de San Justo, donde se desempeña como entrenador de arqueros.
César, en el club Huracán de San Justo, donde se desempeña como entrenador de arqueros.
En el año 2003 César tuvo su mano a mano más importante con la vida. “Estaba atajando en Almirante y recibí una serie de pelotazos en uno de mis testículos y a partir de ese momento comencé a notar que tenía una especie de granito en la zona. Consulté a los doctores y mientras que uno me dijo que tenía que operarme en lo inmediato porque era un tumor, otro me dijo que era un quiste y que podía intervenirme cuando quisiera. Me dejé estar y prioricé seguir jugando en vez de operarme. El testículo se empezó a hinchar y ahí me di cuenta que algo malo andaba pasando” aclara Gascynzky. El arquero fue intervenido, se le extirpó uno de sus genitales y fue sometido a sesiones de quimioterapia “Cuando fui a la quimio, aunque parezca increíble caí en la cuenta de donde estaba cuando supe que iba a perder el pelo. Suena muy tonto lo que estoy diciendo, pero a veces es increíble como uno puede asimilar una noticia tan grave en un momento tan difícil” manifiesta quien fue ex trabajador de un peaje en la Autopista Ricchieri. Además, narra lo duro que es someterse a las sesiones de quimioterapia “He visto gente salir destruida, en silla de ruedas de la quimio. Me había hecho amigo de un muchacho que tenía el mismo problema que yo y encima ambos éramos hinchas de Independiente. De un día para otro dejó de venir y me enteré que había fallecido. Esos eran momentos muy traumáticos donde la positividad y las ganas de vivir son las que te terminan salvando. Por ejemplo, en mi casa me sobreprotegían y un día los junté a todos y les dije que se queden tranquilos, que me cuiden lo necesario, que yo también podía luchar por mi cuenta”.
Dos años después de haberse sometido a sesiones de quimioterapia, tras recibir el alta médica, Gascynzky logró recuperarse y volvió a ponerse los guantes en el Ascenso Nacional. El destino: Excursionistas, el equipo del Bajo Belgrano. Pero para César, las cosas comenzaron a complicarse “Estaba jugando para Excursio frente a Argentino de Rosario cuando tuve un choque con un defensor, quien me golpeó con su rodilla en mi cabeza. Si bien no perdí el conocimiento, me comenzó a salir sangre por uno de mis oídos a grandes cantidades. Después un médico me explico que cuando haces quimio, la sangre no te coagula de la misma manera y por eso me ocurrió la hemorragia” explica el guardavallas. Otra vez a esperar fuera del arco por orden de los facultativos. Después hubo un paso por Ituzaingó en la Primera C y algunos clubes del interior del país, pero ya nada fue igual. Hoy César, con 31 años no tiene secuelas del cáncer y tiene ganas de volver a atajar. Mientras que no pierde las expectativas despunta su pasión por los tres palos entrenando colegas.
Santamarina de Tandil milita en el Argentino A. Luego de forzar al Boca Juniors campeón de Falcioni a los penales en la Copa Argentina se hizo mucho más conocido en el ámbito nacional. La voz de Míguel Ángel Fernández hizo entrar también en conocimiento a muchos sobre la historia de Juan Manuel Ijurco “Entre los suplentes está el arquero Ijurco, quien se encuentra en tratamiento ambulatorio peleándola contra un cáncer” comunicaba el vestuarista, mientras Tandilenses Xeneizes se disputaban el acceso a la flamante competencia.
Juan, a la salida de un entrenamiento en su club Santamarina de Tandil.
“Todo comenzó en 2010 cuando me detectaron una leucemia. Tuve que hacer cuatro meses de quimioterapia. Después comencé con el tratamiento ambulatorio” aclara Ijurco ¿En qué consiste este tipo de tratamiento? “Es una toma de pastillas diarias más una inyección por semana. Cada tres meses descanso y tomo una especie de quimioterapia oral.  Me queda hasta octubre y por suerte me permite jugar al fútbol y trabajar tranquilo. El fútbol es mi pasión, el puesto de arquero es una pasión. Fui entrenador de arqueros cuando me paso lo de la enfermedad y cuando me retire me gustaría serlo otra vez” explica el arquero de 34 años, quien además se desempeña por las mañanas como personal de mantenimiento de una Universidad en Tandil.
César Gascynzky y Juan Manuel Ijurco, dos arqueros que no sólo la lucharon y la luchan contra delanteros goleadores, contra mediocampistas ágiles y contra defensores aguerridos, en sus carreras por el Ascenso sino que también, cuando tuvieron que pelearla con la vida respondieron y responden con la misma entrega y la confianza como lo hacen dentro de una cancha. Sin dudas, han tapado la pelota más importante de sus vidas.
Los casos de Gustavo Eberto y Juan Marcelo Ojeda
Ojeda toma una pastilla diaria y sigue su carrera como futbolista profesional en el Deportivo Cuenca de Ecuador.
Gustavo Eberto era una de las promesas del arco argentino. El correntino nacido en Paso de los Libres se destacó  tanto en las divisiones inferiores de Boca como en el arco juvenil nacional. En 2003, tras salir campeón sudamericano sub-20 tuvo su chance en el arco grande de Boca. Pero al estar a la sombra del Pato Abbondanzieri decidió probar suerte en Talleres de Córdoba en 2006, equipo que militaba en la Primera B Nacional en ese momento. Ese mismo año, Eberto comenzó a sentirse disminuido físicamente respecto de sus compañeros y tras una serie de estudios le detectaron un cáncer testicular (el mismo que a  César Gascynsky). Tras pelearla por más de un año y mientras el arquero soñaba con volver a ponerse los guantes, falleció el 3 de septiembre de 2007 a los 24 años.
Eberto la luchó hasta el final pero no pudo superar su enfermedad.
Juan Marcelo Ojeda pasaba por uno de los mejores momentos de su carrera y quizás de los más impensados para él. Es que este arquero de pelos largos, iniciado en Rosario Central, con pasión por el Rock and Roll, que se hizo bajo los tres palos de grande y que en las divisiones inferiores fue muchas veces dejado de lado por su baja estatura (mide 1,79 cms), se encontraba en el arco de River y con chances de pasar a su primer club internacional: Atlas de México. Sin embargo, en la revisación médica del club azteca, a Ojeda le detectaron una leucemia meloide crónica.
Chelo estuvo seis meses parado sin atajar, pero la vida le iba a regalar una sonrisa. Los avances médicos en esta patología le permitieron al rosarino nacido en Arroyo Seco tratarse a través de una pastilla diaria. Hoy Juan Marcelo Ojeda tiene 30 años, sigue siendo futbolista profesional y lleva su vida con total normalidad, siempre tomando su medicación todos los días. Es el actual arquero del Deportivo Cuenca de Ecuador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario